OpenAI ha lanzado GPT-5.2, un nuevo modelo que, según se informa, supera a profesionales de la industria en 44 ocupaciones en pruebas comparativas, completando tareas más de 11 veces más rápido y a menos del 1 % del costo de los profesionales expertos. Este desarrollo se produce tras una declaración de urgencia del CEO Sam Altman, quien destacó la necesidad de mejorar las capacidades de ChatGPT en respuesta a la competencia de Gemini 3 de Google. Las implicaciones para los Proveedores de Servicios Gestionados (MSP, por sus siglas en inglés) son significativas, ya que el modelo busca mejorar la productividad y la eficiencia en diversos entornos profesionales, lo que podría transformar los flujos de trabajo y la prestación de servicios.
En un movimiento relacionado, The Walt Disney Company ha firmado un acuerdo de licencia por tres años con OpenAI, invirtiendo 1.000 millones de dólares para permitir la integración de más de 200 personajes de sus franquicias en la herramienta de generación de video Sora de OpenAI. Esta alianza está diseñada para aumentar la participación de los usuarios, respetando al mismo tiempo los derechos de los creadores mediante tarifas de licencia. De forma paralela, Disney ha presentado una carta de cese y desistimiento contra Google por presunta infracción de derechos de autor, alegando que Google ha estado distribuyendo contenido protegido de su biblioteca sin autorización. Este enfoque dual de licencias y litigios ilustra las complejidades del derecho de autor en la era de la IA, especialmente para las empresas más pequeñas que no cuentan con la capacidad de aplicación legal de las grandes corporaciones.
El episodio también aborda la respuesta del gobierno de Estados Unidos a la gobernanza de la IA, incluyendo una orden ejecutiva del presidente Trump destinada a impedir que los estados promulguen regulaciones que puedan obstaculizar a la industria de la IA. Esta orden refleja una tensión más amplia dentro de la coalición republicana en torno a los posibles riesgos de una IA no regulada, como el desplazamiento laboral. Además, un fallo del Penn Guild contra Politico subraya la importancia de la supervisión humana en las aplicaciones de IA dentro del periodismo, destacando que la IA no puede reemplazar la rendición de cuentas inherente al periodismo humano.
Para los MSP y los líderes de servicios de TI, la conclusión clave es la necesidad de tratar la IA no solo como una herramienta, sino como un cambio de proceso que requiere gobernanza y gestión de riesgos. A medida que las tecnologías de IA se integran cada vez más en los flujos de trabajo, aumenta el potencial de exposición legal si se implementan sin la supervisión adecuada. Los MSP que se centren en ayudar a sus clientes a navegar estas complejidades e implementar marcos sólidos de gobernanza estarán mejor posicionados para aportar valor y mitigar los riesgos asociados con las tecnologías emergentes.